En el mundo de la estética y el bienestar, constantemente surgen nuevas técnicas que prometen mejorar la apariencia y salud de la piel. Una de las más populares en los últimos años es la carboxiterapia, un tratamiento no quirúrgico que ha ganado popularidad por sus múltiples beneficios estéticos. Pero, ¿qué es exactamente y por qué tantas personas la están eligiendo? Te lo contamos todo a continuación.

¿Qué es la carboxiterapia?

La carboxiterapia es un tratamiento médico-estético que consiste en la aplicación subcutánea de dióxido de carbono (CO₂) con fines terapéuticos. Este gas, que de forma natural está presente en nuestro cuerpo, se inyecta en pequeñas cantidades en zonas específicas para estimular la circulación sanguínea, mejorar la oxigenación celular y favorecer la producción de colágeno y elastina.

¿Para qué se utiliza?

La carboxiterapia es versátil y puede aplicarse en diferentes partes del cuerpo y rostro. Algunos de sus usos más comunes incluyen:

–Rejuvenecimiento facial

–Reducción de celulitis

–Mejora de estrías y cicatrices

–Reafirmación de la piel flácida

–Disminución de ojeras

–Tratamiento de grasa localizada

Al mejorar la microcirculación y estimular el metabolismo local, este tratamiento ofrece resultados visibles en pocas sesiones, especialmente cuando se combina con hábitos saludables.

¿Cómo es una sesión de carboxiterapia?

Durante una sesión, un profesional especializado introduce pequeñas cantidades de CO₂ con una aguja muy fina en la piel. El procedimiento puede causar una leve molestia o sensación de presión, pero en general es bien tolerado. La duración varía entre 15 y 30 minutos, dependiendo de la zona a tratar.

Después del tratamiento, puede aparecer un leve enrojecimiento o hinchazón, que desaparece en pocas horas. No requiere tiempo de recuperación, por lo que puedes retomar tus actividades diarias inmediatamente.